Los delitos tecnológicos son un fenómeno que se refiere al uso de la tecnología para cometer delitos o infracciones contra la ley. Estos delitos pueden afectar a la seguridad, la privacidad, la propiedad intelectual o el patrimonio de las personas, las empresas o los gobiernos. Algunas características de la delincuencia tecnológica son:

 

Algunas de las características de la delincuencia tecnológica son:

 

– Es transnacional: los delincuentes pueden operar desde cualquier lugar del mundo y afectar a víctimas en diferentes países, lo que dificulta la persecución y la cooperación judicial.

– Es dinámica: los delincuentes se adaptan rápidamente a los cambios tecnológicos y aprovechan las vulnerabilidades de los sistemas informáticos, las redes sociales, el comercio electrónico o las criptomonedas.

– Es diversa: abarca una amplia gama de delitos, como el fraude, el robo de identidad, la extorsión, el ciberespionaje, el ciberterrorismo, la pornografía infantil, el acoso o la piratería.

– Es rentable: los delincuentes obtienen grandes beneficios con un bajo riesgo y una mínima inversión, ya que solo necesitan un dispositivo conectado a Internet y ciertos conocimientos técnicos.

– Es organizada: los delincuentes suelen formar redes u organizaciones que se especializan en diferentes tipos de delitos tecnológicos y que se coordinan para llevar a cabo sus acciones.

 

Los delitos tecnológicos se aprovechan de las ventajas y vulnerabilidades de las herramientas tecnológicas, como el hardware, el software o los sistemas de comunicación. A su vez, se realizan a través de Internet o de otras redes informáticas, lo que facilita el anonimato, la rapidez y el alcance global de los delincuentes.

Es precisamente, porque las nuevas tendencias delictivas se adaptan constantemente a los cambios e innovaciones tecnológicas, que suponen un desafío para la prevención y la persecución de estos delitos.

Los delitos tecnológicos se contraponen, a su vez, facilitando su comisión, con una legislación internacional y nacional que no siempre está actualizada ni armonizada para combatir eficazmente este tipo de criminalidad.

 

Algunos ejemplos de delitos tecnológicos son:

 

– El phishing, que consiste en suplantar la identidad de una entidad legítima para obtener datos personales o bancarios de las víctimas.

– El ransomware, que consiste en infectar el equipo informático de la víctima con un programa malicioso que bloquea el acceso a sus archivos o al sistema operativo y exige un rescate para liberarlo.

– La falsedad documental, que consiste en alterar o modificar el contenido o elementos esenciales de un documento electrónico.

– La sextorsión, que consiste en chantajear a la víctima con difundir imágenes o vídeos íntimos suyos obtenidos mediante engaño o sin su consentimiento.

– El ciberacoso, que consiste en hostigar, intimidar o amenazar a una persona a través de Internet o de otros medios electrónicos.

 

Puesto que, la seguridad total en internet no existe hay que extremar las precauciones para no ser víctima de una clase de delitos que, en la mayoría de ocasiones, son tan sofisticados que llegan a suplantar con mínimo margen de error a comercios y grandes corporaciones. Por ello es tan importante poder contar con especialistas que den una respuesta rápida ante cualquier  brecha de ciberseguridad.

En el equipo de Obdulia de la Rocha, Abogados Penalistas, contáis con vuestro equipo de especialistas altamente formados y capacitados en el ámbito de la delincuencia tecnológica sea en la acusación o en la defensa.

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